Como evitar ansiedad por la comida

Seguro que más de una vez te has encontrado comiendo sin tener realmente hambre. Quizás incluso te hayas pasado todo el día picoteando o te hayas dado un atracón de repente, con la consiguiente culpa que suele generar este tipo de conductas. Aunque lo ideal en estas situaciones es acudir a un especialista, lo que podemos empezar a hacer ahora es tomar conciencia del problema y coger el toro por los cuernos. Te damos 10 consejos muy útiles a la hora de afrontar ese hambre emocional que te hace comer en cuanto llega el más mínimo atisbo de ansiedad:

  1. Cuando sientas hambre, bebe un vaso de agua y respira despacio varias veces. Dése 10 minutos y vea si el hambre se ha ido. A veces confundimos el hambre con la sed.
  2. Tunifica tu cuerpo cada hora, asignándote un número del 0 al 7 según tu nivel de hambre. Practícalo hasta que empieces a notar diferencias entre los diferentes niveles de hambre en la escala. Cuando comas, a la mitad del plato pregúntate cuál es tu nivel de saciedad. Y volver a preguntarte al final.
  3. Come más despacio, masticando bien los alimentos y pensando en su sabor. Una alimentación más consciente implica comer más despacio, observar mis sensaciones corporales y pensamientos, reconectar con el placer de la comida y recuperar las sensaciones fisiológicas de hambre y saciedad.
  4. No pienses en términos de buena o mala comida. Tener alimentos prohibidos o desencadenantes solo te llevará a la profecía autocumplida “Me niego a comer chocolate y el día que lo como no puedo parar hasta terminar la tableta”. Cuando tengas hambre físicamente, come lo que quieras, no lo que creas que deberías comer.
  5. Evite comer mientras ve la televisión o realiza otras actividades. Enfócate en conectarte con la experiencia de comer.
  6. Come en platos pequeños y oscuros. Como se ha estudiado, comer de vista puede llevarnos a comer hasta un 20% más y los platos y bancos amplios invitan a un mayor consumo.
  7. Deja de comer cuando estés lleno, aunque todavía quede comida en el plato.
  8. Enfócate en el aquí y ahora. Date unos minutos al día para prestar atención exclusivamente a tu respiración. La atención plena te permitirá estar más presente en tu vida diaria y hacer una cosa a la vez, en el momento presente.
  9. Haz ejercicio o practica algún deporte fijándote en cómo es el movimiento, el ritmo, cómo se siente tu cuerpo…
  10. Pregúntate, antes de comer: ¿Tengo hambre? ¿Realmente necesito comer? Si la respuesta es sí, pregúntese: ¿Me comería una manzana? Si la respuesta es sí, es que tu cuerpo necesita energía y cualquier alimento es bueno para él. Si la respuesta es no, pregúntate: ¿Por qué quiero comer entonces? Es posible que descubra que desea comer simplemente debido a un hábito de programación o porque ha visto a alguien tener algo para comer.

¿Cómo combatir la ansiedad por la comida?

  1. Sé más consciente en tus comidas: cuando las personas comen rápido debido a la ansiedad y el estrés, las señales de nuestro cuerpo de que ya no estamos llenos y que no tenemos hambre muchas veces pasan desapercibidas. Al reducir la velocidad y saborear su comida, puede dejar atrás los antojos de comida y concentrarse en disfrutar más lo que come.
  2. Apóyate en hábitos de vida saludables: por ejemplo, priorizar el ejercicio físico, dormir ocho horas cada noche, tomarte un tiempo para relajarte o conectarte con tus seres queridos y amigos puede ayudarte a frenar este tipo de alimentación emocional.
  3. Pide ayuda: Por último, la mejor manera de saber frenar la ansiedad que te lleva a comer en exceso es precisamente acudiendo a un psicólogo profesional. A través de la terapia puedes aprender métodos para lidiar con la ansiedad por comer y también con los otros síntomas de este trastorno.

Además de seguir los consejos para controlar la ansiedad que te hemos mostrado, también existen una serie de alimentos que pueden ayudarte a controlar la ansiedad por comer, como el magnesio, el Omega-3, los antioxidantes, la cúrcuma o el arado entre otros.

-Exceso de autocontrol

En ocasiones, al negarnos el hambre fisiológica, como ocurre con una dieta restrictiva, puede aparecer la ansiedad por comer.

También puede aparecer, estén o no a dieta, cuando las personas clasifican los alimentos en buenos o malos, permitidos o prohibidos. Si estamos continuamente reprimiendo o controlando el deseo de comer ciertos alimentos, la ansiedad por comerlos crece. Y al final sucede lo contrario y acaba siendo una situación descontrolada en la que la persona acaba comiendo grandes cantidades de comida o alimentos “prohibidos”.

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