Seguro que más de una vez te has encontrado comiendo sin tener realmente hambre. Quizás incluso te hayas pasado todo el día picoteando o te hayas dado un atracón de repente, con la consiguiente culpa que suele generar este tipo de conductas. Aunque lo ideal en estas situaciones es acudir a un especialista, lo que podemos empezar a hacer ahora es tomar conciencia del problema y coger el toro por los cuernos. Te damos 10 consejos muy útiles a la hora de afrontar ese hambre emocional que te hace comer en cuanto llega el más mínimo atisbo de ansiedad:
- Cuando sientas hambre, bebe un vaso de agua y respira despacio varias veces. Dése 10 minutos y vea si el hambre se ha ido. A veces confundimos el hambre con la sed.
- Tunifica tu cuerpo cada hora, asignándote un número del 0 al 7 según tu nivel de hambre. Practícalo hasta que empieces a notar diferencias entre los diferentes niveles de hambre en la escala. Cuando comas, a la mitad del plato pregúntate cuál es tu nivel de saciedad. Y volver a preguntarte al final.
- Come más despacio, masticando bien los alimentos y pensando en su sabor. Una alimentación más consciente implica comer más despacio, observar mis sensaciones corporales y pensamientos, reconectar con el placer de la comida y recuperar las sensaciones fisiológicas de hambre y saciedad.
- No pienses en términos de buena o mala comida. Tener alimentos prohibidos o desencadenantes solo te llevará a la profecía autocumplida “Me niego a comer chocolate y el día que lo como no puedo parar hasta terminar la tableta”. Cuando tengas hambre físicamente, come lo que quieras, no lo que creas que deberías comer.
- Evite comer mientras ve la televisión o realiza otras actividades. Enfócate en conectarte con la experiencia de comer.
- Come en platos pequeños y oscuros. Como se ha estudiado, comer de vista puede llevarnos a comer hasta un 20% más y los platos y bancos amplios invitan a un mayor consumo.
- Deja de comer cuando estés lleno, aunque todavía quede comida en el plato.
- Enfócate en el aquí y ahora. Date unos minutos al día para prestar atención exclusivamente a tu respiración. La atención plena te permitirá estar más presente en tu vida diaria y hacer una cosa a la vez, en el momento presente.
- Haz ejercicio o practica algún deporte fijándote en cómo es el movimiento, el ritmo, cómo se siente tu cuerpo…
- Pregúntate, antes de comer: ¿Tengo hambre? ¿Realmente necesito comer? Si la respuesta es sí, pregúntese: ¿Me comería una manzana? Si la respuesta es sí, es que tu cuerpo necesita energía y cualquier alimento es bueno para él. Si la respuesta es no, pregúntate: ¿Por qué quiero comer entonces? Es posible que descubra que desea comer simplemente debido a un hábito de programación o porque ha visto a alguien tener algo para comer.
¿Cómo combatir la ansiedad por la comida?
- Sé más consciente en tus comidas: cuando las personas comen rápido debido a la ansiedad y el estrés, las señales de nuestro cuerpo de que ya no estamos llenos y que no tenemos hambre muchas veces pasan desapercibidas. Al reducir la velocidad y saborear su comida, puede dejar atrás los antojos de comida y concentrarse en disfrutar más lo que come.
- Apóyate en hábitos de vida saludables: por ejemplo, priorizar el ejercicio físico, dormir ocho horas cada noche, tomarte un tiempo para relajarte o conectarte con tus seres queridos y amigos puede ayudarte a frenar este tipo de alimentación emocional.
- Pide ayuda: Por último, la mejor manera de saber frenar la ansiedad que te lleva a comer en exceso es precisamente acudiendo a un psicólogo profesional. A través de la terapia puedes aprender métodos para lidiar con la ansiedad por comer y también con los otros síntomas de este trastorno.
Además de seguir los consejos para controlar la ansiedad que te hemos mostrado, también existen una serie de alimentos que pueden ayudarte a controlar la ansiedad por comer, como el magnesio, el Omega-3, los antioxidantes, la cúrcuma o el arado entre otros.
-Exceso de autocontrol
En ocasiones, al negarnos el hambre fisiológica, como ocurre con una dieta restrictiva, puede aparecer la ansiedad por comer.
También puede aparecer, estén o no a dieta, cuando las personas clasifican los alimentos en buenos o malos, permitidos o prohibidos. Si estamos continuamente reprimiendo o controlando el deseo de comer ciertos alimentos, la ansiedad por comerlos crece. Y al final sucede lo contrario y acaba siendo una situación descontrolada en la que la persona acaba comiendo grandes cantidades de comida o alimentos “prohibidos”.