Ansiedad de rendimiento en la sexualidad

La disminución o pérdida del deseo sexual afecta tanto a hombres como a mujeres. Las posibles consecuencias son las siguientes:

  • Anorgasmia femenina
  • Eyaculación precoz
  • Eyaculación retardada
  • Pérdida del interés sexual femenino
  • ) ) Dolor genital o pélvico a la penetración
  • Pérdida del deseo sexual masculino
  • Disfunción eréctil

Aspectos psicológicos que provocan impotencia

Como se mencionó con Anteriormente, la disfunción eréctil aparecía con mayor frecuencia en personas mayores, entre los 40 y los 70 años. Sin embargo, cada vez es más común el predominio de esta condición en hombres jóvenes, cuyo origen suele ser psicológico.

La impotencia por ansiedad, estrés o incluso la falta de educación sexual están a la orden del día, y estos son solo algunos de los problemas, la lista podría ser interminable. Muchos de estos problemas ahora están saliendo a la luz porque hace años este ha sido un tema controvertido, que no se solía discutir y mucho menos con un extraño.

¿Qué hacer cuando la ansiedad afecta al sexo?

Si no se lleva a cabo el tratamiento y esta situación continúa, puede provocar la pérdida del deseo sexual. Para superar este tipo de factores, existen abordajes que integran aspectos médicos, psicológicos y sexológicos. También hay otras recomendaciones que se pueden llevar a cabo.

  • Antes que nada, cuida tu cuerpo, haz ejercicio.
  • Hacer el amor, no solo tener sexo.
  • Comunica lo que sientes. Dígaselo a la pareja antes de tener relaciones sexuales.
  • A veces, un trastorno sexual es sólo el síntoma visible de una incapacidad oculta para disfrutar de la vida. Mientras esto no cambie, la sexualidad seguirá siendo deficiente.
  • Autoevaluación, valoración de la pareja e integración de aspectos afectivos y espirituales.
  • Los juegos previos ayudan. Si recuerdas que las relaciones sexuales van más allá de la penetración, puedes satisfacer a tu pareja en cualquier momento.
  • Idealmente, deberías encontrar una pareja con la que puedas tener intimidad a largo plazo. Por lo tanto, una persona puede valorar más los sentimientos que el desempeño sexual.

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