Presión en el pecho y falta de aire por ansiedad

Pandemia, teletrabajo, incluso más estrés de lo habitual, menos posibilidades de ir al gimnasio y movernos… Las consecuencias físicas y emocionales han hecho que se disparen los dolores de cabeza, cuello, mareos, pero también la sensación de opresión en el pecho y Dificultad para respirar profundamente. Esto no siempre se debe a la ansiedad. Te podemos ayudar. ¿Quieres saber cómo? Sigue leyendo.

Cuando estamos sometidos a un estilo de vida tan estresante como el actual, y todo ello agravado por la situación de pandemia y su amplio abanico de consecuencias, no es de extrañar que se produzca un aumento exponencial de los casos de ansiedad. , nerviosismo, insomnio, dolores de cabeza, mareos, dolores de cabeza, trastornos gastrointestinales…

Costocondritis por ansiedad

La costocondritis se refiere al dolor torácico causado por la inflamación de un cartílago que conecta el esternón a una costilla. El tratamiento se enfoca en aliviar este dolor, ya que las causas no son bien conocidas. Sin embargo, cuando se trata de la costocondritis por ansiedad, podemos reconocer las diferencias con el dolor de un ataque al corazón y también se puede iniciar el tratamiento.

Si es ansiedad, el pecho no duele con el esfuerzo, sino que puede ocurrir cuando uno está en reposo. Además, no es un dolor constante, sino un dolor agudo y punzante (dependiendo de la persona) que dura entre 5 a 10 segundos.

¿Qué provoca esos problemas respiratorios cuando uno sufre de ansiedad?

Se puede explicar la razón por la cual tendemos a experimentar síntomas tan altos con ansiedad. Y sigue siendo interesante. Trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de San Diego por el Dr. Martin Paulus nos lo explican:

  • La ansiedad es un estado emocional asociado a un componente cognitivo.
  • Es decir, la persona experimenta preocupación, miedo o angustia ante una amenaza real o imaginaria, ante algo que interpreta como peligroso.
  • Cuando esto sucede, el sistema nervioso autónomo reacciona, provocando cambios en el proceso respiratorio.
  • El cerebro interpreta que hay que huir o reaccionar ante ese peligro. Entonces, el cuerpo se prepara para ello.
  • Lo primero que hará es enviar más oxígeno a los músculos.
  • Para ello restringe la cantidad que llega a los pulmones. Ante este evento, el corazón responde latiendo más rápido para bombear más sangre a esos músculos que, al final, deben ayudarnos a reaccionar y escapar. Pronto sentimos calor en el pecho, tensión en las extremidades y dificultad para respirar.

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