En el tratamiento de la ansiedad se suelen utilizar dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos.
Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las benzodiazepinas de alta potencia (Alprazolam, Loracepam, Diacepam, Cloracepam, etc.). Producen un efecto calmante. Actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de ansiedad. Los principales efectos adversos de las benzodiazepinas consisten en somnolencia, alteraciones de la memoria, atención y concentración. El deterioro de estas funciones cognitivas suele ser temporal (se experimenta mientras se toma el fármaco) y sólo se produce con dosis altas y prolongadas en el tiempo. Otro inconveniente es que su consumo prolongado puede generar efectos de dependencia (adicción) y tolerancia (pérdida progresiva de eficacia).
Diazepam
El diazepam, como cualquier otra benzodiazepina, sin duda calma, pero también reduce el rendimiento cerebral.
Dejamos de sentir los síntomas físicos del nerviosismo (temblores, sudoración, palpitaciones, hiperventilación, nudo en el estómago, etc.), y también los psicológicos (inquietud, malestar, malestar), pero nuestro cerebro también “se tranquiliza” y eso puede reducir su capacidad de reacción.
¿Pueden los ansiolíticos empeorar mis problemas de ansiedad?
Desgraciadamente en muchas ocasiones esto es así, acaban cronificando la ansiedad. Es por ello que se debe hacer un uso muy controlado tanto por parte del psiquiatra como del psicólogo quienes deben estar coordinados en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. La ansiedad es una respuesta fisiológica de nuestro organismo que siempre tendremos, como la respuesta de tengo hambre o sueño, por lo que no se puede eliminar, aunque se puede controlar, de la misma forma que elegimos a qué hora comemos.
El problema de la ansiedad es que se alimenta de nuestros miedos y pensamientos y si al menor síntoma de ansiedad tengo que recurrir a una pastilla, lo que estoy haciendo es sensibilizarme ante los síntomas de la ansiedad. Por lo tanto, tolero cada vez menos la ansiedad, no puedo sentir ni un poco de ansiedad, de lo contrario me alarmo y mi ansiedad se dispara.