¿Quedarse en casa viendo las gotas deslizarse por el cristal? Que imagen mas deprimente. Así que… socializa, haz amigos, usa ropa colorida, cómprate un paraguas con corazones y sal a la calle. ¡Ahora! Socializar y salir con amigos te ayuda a combatir el trastorno afectivo estacional Click To Tweet
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La lluvia
Algunas personas al usar un paraguas pueden sentirse menos inseguras, interpretando que es un objeto de defensa y, a pesar de lo que se pueda creer, cuando llueve baja mucho la ansiedad, nos sentimos más despejados y bajan a la mitad los ataques de pánico. Es lo que sucede antes de que llueva lo que nos conmueve.
Antes de que llueva sí afecta. Tiene que ver con el cambio de clima, hay algún movimiento interno que nos dice que nos protejamos, como una sensación de amenaza que aparece en forma de malestar. Por otro lado, el sol y la lluvia se experimentan como favorables. Si el período lluvioso dura mucho tiempo, podemos confundirnos, pues tendemos a experimentar constantemente la angustia que provoca la sensación de antes de que lloviera.
Mal tiempo y depresión
Los cambios atmosféricos siempre se han asociado con variaciones emocionales y de comportamiento. Específicamente, el frío y la lluvia se han relacionado con un estado de ánimo bajo. Esta asociación está tan extendida que en los últimos años se ha popularizado el conocido “Trastorno Afectivo Estacional”.
En la misma línea, se ha considerado que estas personas pueden haber desarrollado una excesiva vulnerabilidad a la ausencia de luz. La mejora experimentada por la exposición a la luz solar puede estar mediada por el aumento de los niveles de serotonina. Es uno de los componentes químicos esenciales del cerebro, cuyos cambios de nivel ejercen una notable influencia sobre el funcionamiento cerebral y la percepción del medio exterior. Asimismo, la ausencia de luz contribuye al aumento de la producción de melatonina, sustancia implicada en la producción del sueño, lo que explicaría una mayor somnolencia y cansancio durante las estaciones de otoño e invierno. De esta forma, la disminución de los niveles de vitamina D por la falta de luz podría condicionar el estado de ánimo durante estas estaciones.