“Comenzó hace 10 años. Estaba sentada durante un seminario en un hotel y este sentimiento salió de la nada. Sentí que me estaba muriendo. Para mí, un ataque de pánico es casi una experiencia violenta. Siento que me estoy volviendo loco. Me hace sentir que estoy perdiendo el control de una manera extrema. Mi corazón late con fuerza, todo parece irreal y hay una fuerte sensación de calamidad inminente. Entre un ataque y otro hay ese pavor y esa ansiedad de que van a volver. Tratar de escapar de estos sentimientos de pánico puede ser agotador”.
Los síntomas más comunes de un ataque de pánico son: Sudoración, palpitaciones, dolor en el pecho, mareos o aturdimiento Náuseas o problemas estomacales, sofocos o escalofríos, dificultad para respirar o sensación de asfixia, hormigueo o entumecimiento escalofríos o temblores, sentirse irreal, aterrorizado, sentirse fuera de control o volverse loco, miedo a morir.
¿Cómo afecta emocionalmente la ansiedad a nuestra vida diaria?
La ansiedad está muy relacionada con nuestras emociones, ya que podemos experimentar miedo, quizás por los síntomas que presentamos; tristeza por sentir que no avanzamos o que entramos en un bucle constante; ira, irritabilidad o frustración por no hacer frente, porque nos crea dificultades en nuestro día a día o nos imposibilita continuar con nuestra rutina, o incluso la incomprensión de los demás hacia nosotros mismos.
Para reducir la ansiedad también es necesario poder trabajar en conjunto con el terapeuta de manejo emocional.