La principal causa es estar expuesto a altos niveles de ansiedad. Seguro que alguna vez te has preguntado “¿por qué tengo tantas ganas de comer dulces cuando estoy nervioso o estresado?”.
La respuesta está en el cortisol, la hormona que segrega nuestro cerebro para mantenernos alerta, tal y como ocurre en situaciones de ansiedad y estrés. El problema es que cuando este estado de alerta es constante, nuestro cuerpo tiende a gastar mucha energía y demanda glucosa (azúcar), que es la fuente de energía más rápida.
¿Cómo controlar la ansiedad por comer dulces?
Hablemos de cosas que realmente funcionan, ¿de acuerdo?
- Consejo 1: para empezar, no hagas dietas ni restricciones muy rígidas. Cuando te permites comer dulces, la obsesión por el azúcar tiende a disminuir.
- Consejo 2: la hora a la que comes tus dulces también es importante. Asegúrate de que los dulces lleguen después de la comida, cuando estés satisfecho, un pequeño dulce es suficiente. “Un dulce después de comer” como decían nuestras abuelas.
- Consejo 3: si estás en un restaurante y el postre viene en ración familiar, pues no estaría mal compartirlo. Si estás sufriendo por tu dieta restrictiva, harto de manzanas, no querrás compartir tu tarta de chocolate con helado de vainilla con nadie. ¡Imposible! Y al que se atreve a meterle la cuchara, lo aniquilas con los ojos. Si disfrutas de tu dulce después del almuerzo regularmente, querrás comer solo una pieza y compartir el resto. Después de todo, mañana puedes volver a comerte a tu amorcito.
Canela
Esta sorprendente especia, que se utiliza en el tratamiento natural de la diabetes tipo 2, reduce los niveles de azúcar en sangre y retrasa el vaciado del estómago.
De esta forma evitamos los picos de azúcar que suelen darse después de una comida. Estos picos son los que provocan que experimentemos ansiedad por los dulces poco después de comer.