Ardor en el cuerpo por ansiedad

Al igual que años anteriores, 2020 comenzó con una nota de esperanza. El número -2020- en sí mismo fue inspirador, sugiriendo una claridad y agudeza visual óptimas. La pandemia de COVID-19 y los recientes disturbios civiles han cambiado la vida cotidiana, poniendo a prueba nuestra resiliencia. No sabemos cómo vamos a vivir la ‘nueva normalidad’. Durante la nueva normalidad estaremos de luto por las vidas, momentos y oportunidades perdidas. Pero con suerte, la nueva normalidad también traerá una nueva apreciación por la conexión, la libertad de hacer las cosas que disfrutamos, el toque humano e incluso la tecnología. Esperamos que la nueva normalidad esté llena de esperanza por la igualdad, la empatía y el diálogo sobre lo que nos une para superar lo que nos divide. Aunque no siempre podemos evitar o eliminar el sufrimiento y el dolor, podemos practicar la empatía y escuchar para comprender y no para estar de acuerdo. Podemos intentar tener conversaciones incómodas que lleven a la comprensión y al amor. Podemos trabajar para encontrar nuestra propia voz y luego usarla para cultivar la esperanza y el amor.

La ansiedad puede causar hormigueo en todo el cuerpo

Los científicos también están aprendiendo y descubriendo cosas nuevas sobre cómo la mente influye en el cuerpo. La sensación de ardor, una sensación de calor, picazón o dolor en la piel que puede ser dolorosa e incluso alarmante, la experimentan muchas personas que sufren ansiedad severa y ataques de pánico. La reacción incluye un subidón de adrenalina, mientras el cuerpo se prepara para la «acción», entre otras cosas. La adrenalina tiene varios efectos en el cuerpo. La ansiedad altera el equilibrio químico de las hormonas y los neurotransmisores en el cuerpo. La ansiedad hace que los vasos sanguíneos se contraigan, provocando un torrente de sangre a otras partes del cuerpo. La ansiedad afecta, entre otras cosas, a la percepción de los estímulos. La ansiedad altera el flujo de sangre en el cuerpo. Y cuando la ansiedad está presente, estas modificaciones no tienen impacto en la piel. Sin embargo, dado que la piel es el órgano más grande, es probable que los cambios en el flujo sanguíneo causen hormigueo, entumecimiento o incluso ardor en la piel.

Síntomas generales del estrés

  • Antojos y “ataques de gula”: mientras que el estrés hace que algunas personas pierdan el apetito, otras tienen antojo de chocolate, comida chatarra, carbonatadas y bebidas con cafeína, nicotina y alcohol. Puede que te dé un respiro de diez minutos, pero aparecerá el efecto rebote, y además habrás empeorado tu salud.
  • Cortes y moretones: ¿Alguna vez has descubierto marcas en tu cuerpo y no recuerdas cómo te las hiciste? Bueno, lo más probable es que haya sucedido cuando estabas estresado. En este estado de estrés agudo, la sangre en las extremidades es menor (vasoconstricción) y también liberas endorfinas, que disimulan y mitigan el dolor, por lo que un golpe o un pequeño corte puede pasar totalmente desapercibido.
  • Caída del cabello: El estrés puede alterar la absorción de ciertos oligoelementos y aminoácidos esenciales para el crecimiento del cabello. También puede causar el estrechamiento de las arterias, lo que limita el flujo de sangre al cuero cabelludo.
  • Picazón y erupciones en la piel: Muchos trastornos de la piel, como el eczema, empeoran con el estrés. A veces siente comezón y se rasca sin razón aparente cuando está bajo estrés. El flujo de sangre se desvía de la piel a los órganos vitales, lo que agrava las alergias y erupciones existentes. También se libera histamina, un químico involucrado en las reacciones alérgicas.
  • Piel estresada: La piel es el órgano más grande y más visible del cuerpo por lo que tiende a registrar estrés con bastante rapidez. Si tu piel tiende a estar seca, el estrés la vuelve más seca y si eres propensa a las manchas, el estrés las acentuará. La adrenalina hace que el acné empeore, y también provoca enrojecimiento o enrojecimiento incontrolable.
  • Piel debilitada: con posibilidad de eccema o urticaria y fácil aparición de arrugas. Piel más seca ya que la producción de colágeno y elastina se reduce como resultado del estrés.
  • Te enfermas más: ya que el sistema inmunológico es uno de los afectados por el estrés crónico y nos deja desprotegidos frente a los enemigos del sistema inmunológico.
  • Insomnio: La tensión excesiva dificulta la conciliación del sueño, además de empeorar la calidad del mismo cuando dormimos. Las horas de sueño tampoco son del todo reparadoras.
  • Cervicales: Estas duelen y es común cuando se sufre de estrés. Se produce por tensión acumulada y pellizca la zona, sobre todo cuando se dan situaciones negativas como reuniones tensas, discusiones, etc. la química no funciona correctamente y el sistema inmunológico se deteriora.

Además, el estrés disminuye la producción de fibras de colágeno y elastina que dan elasticidad a la piel, provocando una mayor flacidez. Después de los 40, los efectos del estrés pueden ser permanentes.

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