La ansiedad es una emoción que va acompañada de reacciones corporales como tensión muscular, sudoración, temblores, respiración acelerada, dolor de cabeza, dolor de pecho o espalda, palpitaciones e incluso insomnio.
Sin embargo, también podemos decir que la ansiedad afecta al sistema digestivo, influyendo en nuestra salud y bienestar.
Cambios en nuestro organismo ante las órdenes del cerebro
En estos momentos de alerta que pueden darse a menudo, nuestro cerebro da la orden para que inmediatamente se produzcan en nuestro cuerpo las siguientes adaptaciones, generando cambios muy notables en milésimas de segundo. Me gustaría destacar las siguientes:
- Una liberación mucho mayor de adrenalina y cortisol, a través de las glándulas suprarrenales, por lo que somos más activos y conscientes del entorno.
- Aumento de la tensión muscular. El ritmo cardíaco aumenta y las vías respiratorias se dilatan para que llegue más oxígeno a los pulmones y podamos ser más fuertes y más rápidos.
- Aumento del nivel de sudoración, evitando el sobrecalentamiento del cuerpo.
- Dilatación de los vasos sanguíneos para que llegue más oxígeno y glucosa a nuestros músculos, desde el hígado, y así aumentar nuestro nivel de energía y puedan trabajar más eficientemente.
- Dilatación de las pupilas de los ojos, para ver bien el peligro.
- Coagulación sanguínea mucho más rápida en previsión de un posible sangrado.
¿Qué puedo hacer para aliviar el dolor de espalda asociado con la ansiedad o el estrés?
Gracias a numerosos estudios, se ha demostrado la eficacia de los tratamientos combinados con un enfoque multidisciplinar a la hora de tratar el dolor de espalda por ansiedad. La combinación de fisioterapia, higiene postural, psicología y deporte son, sin duda, tratamientos imprescindibles para mejorar y ganar calidad de vida.
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