La ansiedad está ligada a la activación de muchos procesos fisiológicos. Nuestro cuerpo se prepara para afrontar una situación de peligro, por lo que se activa la respuesta de lucha o huida.
Como consecuencia, una persona con ansiedad puede llegar a estar sudorosa y sin aliento, a pesar de que a nivel físico todo funciona con normalidad, ya que es un respuesta psicológica y no un problema corporal.
Estrés y ansiedad de los estudiantes
“La mayoría de las personas experimentan la ansiedad como un problema físico”, explica Jason Conover, trabajador social de Intermountain Healthcare Utah Valley Hospital. “A menudo pasa desapercibido porque los síntomas físicos son tan obvios y tan preocupantes que podrían pensar que están experimentando otra cosa, por ejemplo, un ataque al corazón”.
La ansiedad genera tensión en todo el cuerpo. Según Conover, el cerebro puede reaccionar a los pensamientos temerosos y usar los músculos para prepararse para un momento que no va a suceder. Algo así como si estuvieras a punto de tener un accidente o protegiendo tu cuerpo para recibir un puñetazo. La acción nunca sucede, pero químicamente simplemente la experimentas debido a un pensamiento aterrador que se te ha metido en la cabeza.
¿Es dolor de pecho por ansiedad o por otra cosa?
Los farmacéuticos destacan que el dolor torácico puede ir acompañado de síntomas que pueden servir de guía a la hora de determinar la causa, aunque su presencia o ausencia no es lo que define su clasificación, ya que:
- En el dolor de origen cardíaco, los síntomas acompañantes más frecuentes son sudoración, náuseas y vómitos, palpitaciones y disnea. Algunos de estos síntomas también se pueden encontrar cuando el dolor es de origen psicógeno, en el que los pacientes también pueden presentar sensación de hormigueo, hiperventilación y sensación de ahogo y muerte inminente.
- En el dolor pleurítico (que puede localizarse en la punta del dedo y se modifica con los movimientos respiratorios), podemos encontrar fiebre, tos y expectoración, y taquicardia como síntomas asociados.
- El dolor digestivo puede ir acompañado de regurgitación de alimentos, vómitos, tos que se produce predominantemente por la noche y dificultad para tragar.