Todos hemos tenido una pesadilla. Este fenómeno, asociado al sueño, puede estar relacionado con situaciones que hemos vivido, que nos han impresionado profundamente y que no hemos terminado de digerir. Sin embargo, cuando esto se vuelve recurrente, puede ser una manifestación de ansiedad latente.
Los sueños, y especialmente las pesadillas, pueden ser una manifestación de nuestro inconsciente. Tal vez hablen de situaciones que no tenemos en la conciencia, pero que están gravitando sobre nuestra vida. Así, las pesadillas pueden ser un signo inequívoco de una ansiedad incipiente.
Entonces, ¿qué está pasando?
- Encías sangrantes: El estrés puede provocar una reacción de las bacterias dentro de la boca que hacen sangrar las encías. La sangre sabe a metal y se puede saborear incluso si la cantidad de sangre es apenas perceptible. Es posible que durante los ataques de ansiedad y estrés tengas un ligero sangrado de las encías.
- Hipersensibilidad al gusto: durante los períodos de ansiedad, no es raro que las papilas gustativas se vuelvan más sensibles. Existe alguna evidencia científica que sugiere que durante los períodos de estrés intenso, las papilas gustativas cambian, de modo que el mismo sabor puede tener un efecto diferente.
Relación entre el sabor amargo en la boca y la ansiedad
La ansiedad puede ser otra causa del sabor amargo en la boca. Cuando una persona experimenta ansiedad, su cuerpo produce más ácido estomacal, lo que puede causar reflujo gastroesofágico y por lo tanto un sabor amargo en la boca. Además, la ansiedad también puede provocar sequedad en la boca, lo que aumenta la probabilidad de tener un sabor amargo.
Por otro lado, un sabor amargo en la boca también puede causar ansiedad. La sensación desagradable y persistente puede generar preocupación y ansiedad en la persona que la experimenta, lo que puede agravar la situación.