Una queja muy común de los padres con respecto a la dieta de sus hijos es la cantidad de comida que deben comer y cómo poner límites. Estas son algunas de las señales de que nuestro hijo tiende a comer con ansiedad:
- Come más de lo que necesita, sobre todo si lo comparamos con otros niños de su edad.
- come muy rápido, siempre termina antes que los demás.
- Una vez que termina, a menudo pide más.
- Mientras come, se le ve nervioso, muy concentrado en el acto de comer. Apenas habla con los demás y no se distrae con nada que le impida seguir comiendo.
- Suele comer entre horas y quejarse de tener hambre.
- Observamos que visita frecuentemente la nevera o la despensa.
- Piensa demasiado en las horas de las comidas, anticipándose antes de llegar.
¿Qué es la ansiedad?
Generalmente hablamos de ansiedad cuando nos referimos a la enfermedad. Pero, ¿y si te digo que todas las personas nacemos con un sistema de alarma que nos ayuda a evitar situaciones de peligro? Podemos llamar a este sistema de alarma ansiedad normal. Es el que nos dice “oye, recuerda mirar a ambos lados antes de cruzar la calle” o “recuerda apagar la estufa antes de salir”, por poner algunos ejemplos. Lo común en estos sencillos ejemplos es que hay estímulos que justifican la activación de nuestra alarma biológica.
Hay miedos y miedos que son normales dependiendo de la etapa de desarrollo en la que se encuentre nuestro hijo o hija. Los bebés (hasta los cinco años) tienden a tener miedo a la oscuridad, por ejemplo. También pueden mostrar ansiedad con extraños o cuando tienen que dejar a sus padres para ir a la escuela o cuando tienen que trabajar.