La relajación es un estado de calma y tranquilidad, tanto física como mental, pero alerta; no debe confundirse con el descanso y el sueño.
Se caracteriza por la falta de activación fisiológica (arousal) y por la falta de ansiedad tanto física (taquicardia, sudoración, náuseas y/o vómitos, palpitaciones, etc.) como mental (pensamientos confusos, ganas de escape, miedo a perder el control, etc.).
Concéntrate en el ejercicio
Al principio puede que te cueste identificar las sensaciones o saber si estás haciendo bien los ejercicios… No tengas prisa, vendrá la relajación. Sigue las instrucciones y no te preocupes demasiado por si lo estás haciendo bien o no.
Lo primero que debes saber es que la manera de aprender a relajarse es practicando. Te aconsejamos que empieces por hacer el ejercicio que más te interese y, posteriormente, pruebes con el resto de ejercicios. Lo importante es que conozcas las posibles formas de relajarte que tienes, y pongas en práctica aquella con la que te sientas más cómodo. Lo importante es que practiques todos los días y domines una o más formas de calmarte. Esto te facilitará relajarte cuando quieras.
Relajación rápida
Este ejercicio es el más fácil y rápido de los seis que te propongo y la idea es que lo puedas hacer varias veces en el mismo día.
Se basa en elegir un objeto que mires habitualmente (un marco de fotos en la estantería, una agenda, un objeto en tu escritorio…) y cada vez que lo mires, haz tres o cuatro Tome respiraciones profundas seguidas mientras se enfoca en sentir que los músculos de su cuerpo se relajan.