La ansiedad como mecanismo de defensa adaptativo provoca cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales en el organismo. Se genera y se manifiesta a nivel del sistema nervioso, el cual está compuesto principalmente por células llamadas neuronas. Las neuronas son las unidades elementales para la transmisión de información en el sistema nervioso. La información dentro de la misma celda viaja de un extremo al otro a través de impulsos eléctricos. Pero este impulso eléctrico no puede pasar directamente de una neurona a otra, ya que existe un espacio entre ellas (el llamado espacio sináptico) y no se tocan entre sí. La comunicación de una neurona con otra se produce a través de neurotransmisores, que son sustancias químicas liberadas por los terminales neuronales. Estos neurotransmisores, que para entenderse son como llaves químicas, se liberan en el espacio sináptico (que separa una neurona de la siguiente) donde viajan hasta llegar a los receptores (digamos que son como cerraduras químicas) de la siguiente neurona, provocando cambios en la permeabilidad de su membrana, lo que genera un impulso o potencial eléctrico, que viajará por toda la célula, hasta el otro extremo, y así hasta que sea necesario.
La mayoría de los tratamientos psicofarmacológicos utilizados actualmente por la psiquiatría actúan químicamente sobre los sistemas de neurotransmisión tratando de regular convenientemente la actividad de determinadas áreas del sistema nervioso implicadas en el trastorno a tratar.