En el tratamiento de la ansiedad se suelen utilizar dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos.
Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las benzodiazepinas de alta potencia (Alprazolam, Loracepam, Diacepam, Cloracepam, etc.). Producen un efecto calmante. Actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de ansiedad. Los principales efectos adversos de las benzodiazepinas consisten en somnolencia, alteraciones de la memoria, atención y concentración. El deterioro de estas funciones cognitivas suele ser temporal (se experimenta mientras se toma el fármaco) y sólo se produce con dosis altas y prolongadas en el tiempo. Otro inconveniente es que su consumo prolongado puede generar efectos de dependencia (adicción) y tolerancia (pérdida progresiva de eficacia).
Triptófano
El triptófano es otro de los clásicos medicamentos de venta libre que suele recomendarse para ayudar a conciliar el sueño. Además, el triptófano es, en sí mismo, un aminoácido que se encuentra dentro de nuestro organismo, por lo que los efectos secundarios de estos medicamentos son prácticamente nulos, ya que lo absorbemos con facilidad.
El triptófano es una excelente ayuda para aquellos que tienen dificultad para conciliar el sueño. Por un lado, el triptófano está íntimamente relacionado con la producción de serotonina en nuestro organismo, sustancia que favorece un sueño más profundo y reparador. Además, también nos ayuda a sentirnos más relajados y, por tanto, a conciliar el sueño mucho más rápido.
¿Los ansiolíticos curan los trastornos de ansiedad?
La respuesta a esta pregunta puede generar mucho debate pero es muy clara. Los ansiolíticos no curan los trastornos de ansiedad. Leyendo qué son los ansiolíticos y viendo cómo actúan, nos queda claro que los ansiolíticos se dirigen al síntoma (por no decir a todo el organismo) y lo hacen de forma temporal, mientras duran los efectos del fármaco. Los ansiolíticos no van a hacer que deje de tener ansiedad en determinadas situaciones, ni que entienda por qué sufro ansiedad en momentos que no debería.
Con esto no queremos decir que los ansiolíticos sean completamente ineficaces, pero debemos saber cuál es su función y efecto temporal. Dentro de los tratamientos psicológicos, en ocasiones se utilizan ansiolíticos a dosis reducidas para que la persona aprenda a gestionar mejor sus síntomas ansiosos, ya que cuando sufrimos un nivel muy alto de ansiedad nos bloqueamos y no sabemos cómo actuar. Pero una vez que la persona ya ha aprendido sus propios recursos para gestionar y controlar la ansiedad, se retiran los ansiolíticos ya que no son necesarios, yo mismo he aprendido a regularme.