Uno de los peores momentos de ansiedad por los que pasa un niño es una rabieta. Llora, patea, grita… está fuera de control y, sin embargo, a los pocos minutos puede dormirse plácidamente.
Este sueño tiene un efecto reparador en él, lo libera de la ansiedad y lo hace comenzar de nuevo. Es un mecanismo de autodefensa que resuelve -para los niños y para los padres- la situación de manera efectiva.
Síntomas del cansancio mental
Sea cual sea la causa, además de los síntomas propios de la ansiedad, el cansancio mental se manifiesta de la siguiente manera:
- Dificultad para dormir. La falta de sueño puede causarnos fatiga mental, lo que, a su vez, nos provoca más insomnio.
- Apatía y decaimiento. Con el cansancio mental nos encontramos sin ganas ni fuerzas, incluso reaccionando de forma poco amistosa con las personas que te rodean.
- Dificultad para mantener la concentración. De esta forma, no solo se ve afectada tu capacidad y rendimiento en el trabajo, sino también en el día a día.
- Dolores de cabeza. Con tanto fluir de pensamientos, imágenes, preocupaciones y miedos, es normal que acabes con un dolor de cabeza bastante molesto.
- Dolor muscular. La falta de energía está íntimamente relacionada con la sensación de cansancio mental. Los músculos se vuelven más pesados, se necesita más trabajo para moverse y mantenerse activo es realmente frustrante y agotador.
Haz algo de deporte
El ejercicio físico también es una forma de ayudar a controlar la ansiedad que conduce al cansancio extremo. A pesar del cansancio, es fundamental proponerse salir a la calle y hacer ejercicio.
Por ejemplo, a través de la terapia cognitiva, el objetivo es enseñar recursos para cuestionar y dudar de los pensamientos ansiosos que surgen. De esta forma, se pretende interrumpir el pensamiento rumiante, que nos deja encerrados en un callejón sin salida.