Hay personas a las que solo la idea de ponerse a dieta les da ganas de comer más, pero ¿qué podemos hacer para luchar contra ello?
Cuantas veces nos hemos propuesto ponernos a dieta, y empezamos super bien el día, comiendo lo que debemos, sin pasarnos, y llega la tarde, y queremos poner una silla delante de la nevera y comer sin parar?, en esos momentos, resistir la tentación es muy difícil y es que no tenemos hambre físicamente… sino psicológica.
Tercer consejo: no intentes compensar el ejercicio físico con más comida
Aunque hagas ejercicio físico y creas que esto te da un mayor margen de ingesta, no te confíes. Tampoco dejes de comer. Continúe comiendo como de costumbre, y cuando sienta hambre, elija alimentos que lo llenen más, pero que sean más saludables y bajos en calorías.
Especialmente con las películas de tensión, tendemos a tener algo en nuestras manos y llevárnoslo a la boca. Las palomitas de maíz son un vicio y en cuanto comas una no podrás parar. Por tanto, si puedes elegir otro snack para consumir durante esas escenas de acción, mejor. Y, por supuesto, siempre con agua. Bebidas refrescantes y gaseosas en el exterior.
¿Qué hay detrás de la ansiedad por la comida?
Incluso si no te das un atracón (y no se considera un caso de atracones ni ningún otro tipo de trastorno alimentario), no debes subestimar la importancia de la ansiedad por comer. Está claro que el hambre emocional que puedes sentir es una respuesta a carencias internas que debes localizar y solucionar.
Pero no siempre es fácil saber qué te empuja a comer sin hambre y sin control, ya que puede ser por diferentes motivos: