A continuación, te listaré una serie de trucos que te ayudarán a controlar ese apetito ansioso que tanto te afecta.
Cuando tengas hambre, haz un debate interno y responde estas cuatro preguntas:
¿Cómo controlar la ansiedad por comer?
Si crees que experimentas ansiedad por comer y quieres eliminar este tipo de métodos para saciar tu hambre emocional, aquí tienes algunos consejos que puedes aplicar en tu día a día para evitar ir a comer por este trastorno .
- Identificar los desencadenantes emocionales de la alimentación impulsiva: Normalmente, estas ganas de comer se desencadenan por ciertos sentimientos de tristeza o antojo.
- Lleva un registro de tu alimentación emocional: de esta forma, puedes intentar identificar los patrones que te llevan a comer de esta forma, anotando cómo te sientes en esos días en los que no puedes superar la ansiedad y empezar a comer un mucho debido a tus emociones.
- Busca otras formas de alimentar tus sentimientos: si no sabes controlar la ansiedad por comer, así como controlar las emociones que te hacen sentir muchas ganas de comer, no podrás superar estos sentimientos, por lo que es importante encontrar otras formas de manejar sus emociones.
- Tómate un respiro cuando surjan los antojos: la mejor manera de superar la ansiedad es intentar detener los antojos que producen estas emociones. En estos casos, una pausa reflexiva puede ayudarte a saber cómo frenar esta ansiedad.
- Aprende a aceptar tus sentimientos: la ansiedad por comer suele surgir porque las personas se sienten impotentes ante sus emociones. Al no poder lidiar con sus sentimientos de frente, intentan eliminar la ansiedad a través de la comida. Por lo tanto, es importante que te permitas sentir esas emociones incómodas que te asustan.
¿La ansiedad come por nosotros?
La comida provoca una liberación de neurotransmisores y otras sustancias cerebrales, como las endorfinas, que estimulan nuestro sistema de recompensa cerebral y nos hacen sentir bien.
Así, la alimentación se convierte en un mecanismo de defensa frente al estrés. De esta forma, cuando nos sentimos estresados, se activan los centros cerebrales responsables de la sensación de hambre, que nos hacen buscar comida cuando nuestro cuerpo percibe altos niveles de ansiedad.