Lo que comemos tiene efectos directos en cómo nos sentimos física y emocionalmente. Antes de comenzar a analizar cuáles son estos efectos, conviene hacer dos observaciones importantes. En primer lugar, muchos de los procesos y consecuencias que describiremos en este capítulo afectan a la ansiedad de forma indirecta, no como simples relaciones de causa-efecto. Segundo, cuando hablamos de nutrición no podemos usar términos absolutos; Todos los alimentos de los que vamos a hablar se pueden consumir en las cantidades adecuadas. Lo importante es mantener una dieta equilibrada y variada, y saber cómo nos puede afectar el consumo abusivo de algunos productos.
Parte de la ansiedad que experimentamos puede deberse al consumo de diferentes estimulantes y deficiencias en vitaminas o minerales específicos.
Empecemos con la explicación de la pérdida de peso por ansiedad
Uno de los síntomas más dañinos para la salud es la pérdida de peso por ansiedad.
Si bien es cierto que la ansiedad es un sistema de defensa perfectamente normal en el ser humano, ciertos niveles de angustia, estrés, preocupación o miedos ilógicos pueden provocar ansiedad generalizada y, en consecuencia, pérdida de peso; También pueden aumentar un cambio físico notable con períodos de malestar, como nerviosismo y pérdida de peso debido a la ansiedad y el estrés.
¿Por qué no tengo hambre?
Si alguien no siente hambre, ¿cuál puede ser la causa de esta falta de apetito? Depende de cuánto tiempo ha estado presente el trastorno. Pero ten en cuenta que casi todo el mundo pasa por una etapa de falta de apetito en algún momento de la vida.
Varios factores pueden alterar su apetito, incluidos los medicamentos, las emociones y los problemas de salud. La comida es el combustible que nos proporciona energía, y de ahí la absoluta necesidad de mantenernos bien nutridos, con los variados elementos que componen nuestra dieta.