Un ataque de ansiedad se puede diagnosticar en base a varios síntomas, siendo el más representativo y general de todos una sensación general de angustia. Si profundizamos un poco más, también podemos ver que el sujeto que sufre el trastorno de ansiedad también tiene palpitaciones y un ritmo cardíaco elevado. A esta taquicardia se le suma una sensación de ahogo con respiración muy acelerada, se siente como si le faltara el aire. Tu pecho está oprimido y sientes que algo muy pesado está encima de ti.
Esta horrible sensación surge porque tu cuerpo, alertado por el miedo o peligro que tu cabeza pueda haberte sugerido, se prepara para que huyas y te proporciona una sensación de malestar, miedo y pánico que te hace no quiero quedarme en el mismo lugar. Este tipo de reacción del cuerpo es instintiva y pertenece al lado animal del ser humano.
Tendencia a los sofocos
Las personas con tendencia a sufrir ansiedad son más propensas a que les moleste la sensación de calor. El cuerpo consume una gran cantidad de energía tratando de regular la temperatura corporal. El calor puede provocar síntomas similares a los que provoca la ansiedad. Dependiendo de la intensidad, hay personas que no toleran estos síntomas físicos y los confunden fácilmente con ansiedad. Muchas personas sufren de ansiedad precisamente porque no quieren sufrirla.
Si somos propensos a la ansiedad cuando hace calor, lo mejor es evaluar la ansiedad en tres niveles: fisiológico, cognitivo y conductual.
Relación entre ansiedad y calor
Las personas que sufren ansiedad viven momentos mejores y peores, dependiendo de muchos factores. Por ejemplo, se ha demostrado que los casos de ansiedad y depresión aumentan durante el verano. Las altas temperaturas de esta época hacen que nuestro cuerpo consuma mucha energía para mantener la temperatura interna, siendo el cerebro hiperactivo y siendo esta aceleración la que nos lleva a un estado de ansiedad.
También hay que tener en cuenta que en verano nos cuesta más dormir, y no descansar lo suficiente aumenta los síntomas de angustia. Al sumar ansiedad con problemas para conciliar el sueño, se traduce en una alteración del sistema nervioso. Además, en verano las altas temperaturas favorecen la ansiedad ya que el calor acentúa la sensación de agobio y permanecer en casa sin ventilar aumenta los síntomas de ansiedad.