La falta de aire puede hacer que una persona se sienta más ansiosa de lo normal. Algunos pueden dudar de que tengan un problema respiratorio o cardíaco, cuando en realidad están notando un síntoma de ansiedad. La relación entre la ansiedad y la dificultad para respirar se denomina disnea. Algunos lo llaman disnea suspirosa
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es un mecanismo adaptativo del organismo. Un sistema de alerta que se activa ante situaciones que percibimos como amenazantes o peligrosas. Entonces podemos decir que cierto nivel de ansiedad es “saludable” ya que nos protege, es adaptativo y funcional. Nos pone alerta en determinadas circunstancias. Pero hay momentos en la vida en los que esta ansiedad puede ser desproporcionada en relación a la amenaza real y convertirse en un obstáculo. De ser así, interfiere en nuestra vida y en el normal funcionamiento de distintos ámbitos, como el familiar, el laboral o el social.
Vamos a ver algunos síntomas de ansiedad pero ten en cuenta que varían de persona a persona. No todas las personas experimentan los mismos síntomas ni con la misma intensidad. Estos son algunos de ellos:
La frecuencia respiratoria
Una frecuencia superior a la respiración normal sería un indicador de dificultad respiratoria. Hay que recordar que en recién nacidos y niños más pequeños, la frecuencia respiratoria normal será mucho más alta que en un adulto. Por lo tanto, un bebé de menos de 1 año tendrá una frecuencia respiratoria de 30-40 por minuto y un niño de dos años tendrá una frecuencia de 25-35. De manera similar, la frecuencia respiratoria disminuirá gradualmente y, a los 13 años, la frecuencia será de 15 a 20 por minuto. Por lo tanto, cualquier cosa que supere estos límites debe considerarse una «alarma» y debe buscarse atención profesional.
Al considerar la frecuencia respiratoria, también se debe tener en cuenta que una frecuencia inferior a la normal también sería un signo de alteración de la función respiratoria.