El primer paso es darse cuenta de que la relación está siendo afectada por la ansiedad. Una vez que somos conscientes de cómo nos está afectando el problema, es cuando podemos avanzar hacia la solución.
La clave de todos los conflictos es siempre la comunicación entre los dos. Detallar cómo nos sentimos, cómo estamos viviendo el problema es un paso hacia la sanación de la relación ansiosa. Es más que probable que el hecho de abrirse a la otra persona sea un impulso para que tu pareja se abra contigo. Escucharse a sí mismos y prestar atención a lo que le sucede al otro, les hará comprender y les motivará a tomar conciencia, para implementar medidas que hagan desaparecer la ansiedad.
La ansiedad puede conducir a la evitación
Hay personas quienes evitan las relaciones como estrategia de afrontamiento para lidiar con su ansiedad. A través de él, pueden evitar emociones negativas (por ejemplo, decepción o frustración) al no revelar sus sentimientos, abrirse o ser vulnerables. Por lo general, estas personas son percibidas como frías, emocionalmente no disponibles, carentes de empatía o incluso distantes, aunque en realidad anhelan la cercanía.
Para concluir, como podemos ver, la ansiedad afecta la calidad de nuestras relaciones. Lo mismo ocurre con otras condiciones, como la depresión o cualquier otro tipo de enfermedad mental. En estas circunstancias, lo más necesario en todos los casos es la comprensión, la cercanía y ese apoyo inmaculado donde convencer al afectado para que solicite ayuda especializada.
¿La ansiedad de pareja implica que estamos mal con la otra persona?
En rigor, no.
Esa ansiedad la podemos generar sin que nuestra relación vaya cuesta abajo y sin frenos. De hecho, en muchos casos, la ansiedad se da en parejas estables con una larga historia.