- Necesidad de comer aunque no sientas hambre fisiológica: necesitas introducir alimentos en tu organismo aunque no sientas hambre común. Comer impulsivamente: Además, este tipo de hambre emocional se caracteriza porque se desconoce el origen de esa necesidad, pero no se puede controlar. Esto hace que el acto de comer sea impulsivo y descontrolado.
- Sentimiento de culpa: es muy común que, después de este ataque de hambre, las personas se sientan culpables porque todavía no se sienten bien o satisfechas. Esto se debe a que la fuente de su problema no se ha resuelto con la comida.
- Comer para sentirse mejor: hay un trasfondo en este comportamiento que persigue una sensación de mejora y bienestar a través de la alimentación. Sin embargo, al no resolverse, es común que la persona se sienta triste y desilusionada luego del atracón.
Causas existentes detrás de la ansiedad por comer
Algunas de las posibles causas de la ansiedad por comer podrían ser las siguientes. No obstante, recuerda que los síntomas son específicos de cada persona:
- Incapacidad para gestionar las emociones. Así, ante una decepción, un error, una decepción, una traición o un problema concreto, el paciente se siente incapaz de manejar ese estado de ánimo. El malestar aumenta y se establecen los cimientos de la ansiedad.
- La comida es nuestra única fuente de placer. En estos casos, la persona carece de otros estímulos gratificantes (recompensas) y recurre a la alimentación como mecanismo para experimentar bienestar.
– Altos niveles de estrés
También cuando hay un nivel de estrés muy alto y continuo puede surgir la ansiedad por comer. Asociamos la comida a un momento de paz y relajación donde dejamos de pelear. Es entonces cuando encontramos en la alimentación el bienestar que necesitamos.
En ocasiones, al negarnos el hambre fisiológica, como ocurre con una dieta restrictiva, puede aparecer la ansiedad por comer.