Lo primero es saber que no estás solo, ni eres malo. Es real que tras un episodio te sientes incapaz de realizar determinadas tareas y que incluso pasan días o semanas en los que los síntomas vuelven.
Checo: ¿Ansiedad o ataque de pánico? Te explicamos las diferencias
Acudimos a urgencias y nos sorprende el diagnóstico
Cuando una persona sufre un ataque de pánico por primera vez, el miedo crece exponencialmente porque no entiende lo que le está pasando ; por lo tanto, la ansiedad se desencadena por la ignorancia y la incertidumbre. Taquicardias, dificultad para respirar, mareos, tensión muscular… Así, es habitual acudir a urgencias creyendo que estamos sufriendo un infarto.
Cuando los médicos nos dan el diagnóstico, algunas personas se desconciertan aún más. Así, cuando alguien te dice que lo que acabas de sufrir tiene un origen mental y no físico, a veces provoca cierta vergüenza/negación. La experiencia es tan física que muchas personas no dudan en pedir una segunda opinión, someterse a pruebas y revisiones. En promedio, es común que a la persona se le receten ansiolíticos por un tiempo limitado, y que se tramite un alta.
¿A algunas personas les afecta más que a otras?
No todas las personas tienen los mismos síntomas, ni tienen la misma intensidad en todos los casos. Cada persona, en función de su predisposición biológica y/o psicológica, es más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas. Algunos de ellos solo se manifiestan de forma significativa en los trastornos o trastornos de ansiedad. En los casos de ansiedad normal se experimentan pocos síntomas, generalmente de baja intensidad, corta duración y poco incapacitantes.
“La ansiedad normal y proporcionada, así como sus manifestaciones, no puede ni debe eliminarse, ya que es un mecanismo funcional y adaptativo. Se trata de saber vivir con la ansiedad, sin perder la operatividad”.