Preguntar si sufre mareos recurrentes e intensos, o si nota mareos o vértigo junto con los siguientes síntomas:
- Rigidez de nuca.
- Visión borrosa.
- Lesión en la cabeza.
- Cefalea intensa, o con características diferentes a otras veces.
- Pérdida auditiva repentina.
- Dificultad para hablar
- Dolor torácico intenso, con taquicardia o bradicardia.
Deja de pelear
El mareo es un síntoma muy obsesivo, lo que significa que intentar desesperadamente que la sensación desaparezca puede provocar un «efecto rebote», es decir, no detenerse a buscarlo y por lo tanto generar sensaciones de mareo. Siempre comparo el síntoma con mis pacientes con picazón. Estamos en la cama nos pica la espalda y nos obsesiona tener que dejar de notar el picor. ¿Qué nos pasa? Eso acaba picándonos todo el cuerpo.
Generalmente, el tratamiento no se enfoca en eliminar desesperadamente el mareo, sino en entender por qué me molesta tanto y atacar la fuente. El mareo, por ejemplo, suele ser un síntoma muy común en personas que temen perder el control o en personas con ansiedad social. Cuando el vértigo deja de ser algo tan importante en su vida, paradójicamente, el vértigo deja de ser el protagonista de nuestra vida e incluso dejamos de percibirlo.
Exceso de respiración
Cuando nos activamos y nos preocupamos, comenzamos a respirar más rápido para estar listos para actuar, pero como lo que nos preocupa es algo interno y no desaparece, siempre estamos respirando demasiado, provocando un exceso de oxígeno que provoca intensos mareos.
Se envía más sangre a las piernas y menos a las áreas prefrontal y frontal del cerebro, lo que se traduce en sensaciones extrañas y más mareos.