Dado que la ansiedad es una enfermedad mental, se concede invalidez total por ansiedad a aquellas personas que necesitan cierta agilidad mental y nivel de concentración para su profesión. Hay cientos de profesiones que necesitan agilidad mental y concentración para su desempeño: conductor profesional, policía local, técnicos eléctricos, comerciales, gerentes y consultores, arquitectos, médicos, abogados, contadores, y un sinfín de profesiones más.
En resumen; si se necesita concentración y agilidad mental, no seremos capaces de ejercer nuestra profesión si sufrimos ansiedad. Por tanto, se concederá la incapacidad permanente total.
Grados de incapacidad permanente
Como hemos señalado, los síntomas del trastorno depresivo mayor y su intensidad determinarán el reconocimiento de una incapacidad permanente, cuyo grado se determinará en función de la duración de los síntomas, las dificultades que presenta el trabajador, la incapacidad que esto conlleva para sus quehaceres diarios y, en definitiva, el malestar emocional generado.
Así, encontraremos casos de incapacidad permanente parcial, incapacidad permanente total, incapacidad permanente absoluta por depresión, en aquellos casos de enfermedad crónica con síntomas más severos o resistentes, pudiendo llegar al estado de gran invalidez en los casos en que la persona, además de no poder realizar ninguna actividad laboral, vaya a requerir la asistencia de otra persona en su vida diaria como consecuencia de su trastorno depresivo.
¿Cómo se puede diagnosticar el trastorno de ansiedad?
No existe una prueba específica, pero el diagnóstico de un trastorno de ansiedad lo realiza el especialista, el psiquiatra, tras la evaluación psicológica de las sucesivas visitas de la persona y de los síntomas que presenta.
Existen pruebas que pueden complementar este diagnóstico, como el neuropsicológico, que se realiza para determinar si existe un deterioro cognitivo que pueda influir en la limitación para el desarrollo de un puesto de trabajo o los criterios DSM-5 y CIE-10 – ES.