En general, la ansiedad tiende a desaparecer cuando la situación se vuelve menos estresante. Sin embargo, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría afirma que cuando persisten las conductas de evitación y los síntomas físicos de ansiedad, puede ser necesario considerar opciones de tratamiento, ya que esta preocupación excesiva puede afectar su calidad de vida.
Existen varios tipos de trastornos de ansiedad que pueden ser diagnosticados por profesionales de la salud mental. Utilizan un recurso llamado Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 5.ª edición (DSM-5), que ha establecido varias condiciones de salud mental. Es necesario identificar qué trastorno de ansiedad específico puede tener antes de determinar qué opciones de tratamiento son las mejores.
¿Qué hacer ante un ataque de ansiedad?
Cualquiera puede sufrir un ataque de ansiedad en una situación determinada. El manejo adecuado de los síntomas nos ayudará a recuperarnos más rápido y con mayor eficacia.
- Identifica el ataque. Si podemos ver que es un ataque de ansiedad y no que nos estamos muriendo, podremos actuar de manera más efectiva. La creencia errónea de tener un infarto o volverse loco intensifica aún más los síntomas físicos.
- Respira uniformemente. Al modificar tu respiración, el resto de síntomas disminuirán progresivamente.
Cómo controlarlo
El problema empezará a empeorar si se repite la crisis, que suele ser la regla en la evolución del trastorno. Debemos saber que un ataque de ansiedad tiende a un círculo vicioso donde los síntomas fisiológicos y cognitivos se retroalimentan.
De forma sencilla, si nos encontramos ante una situación de taquicardia y dolor torácico, podemos pensar que vamos a morir y obviamente este pensamiento elevará todos nuestros niveles de ansiedad. De esta forma, la persona no solo sufre ansiedad durante la crisis, también puede desarrollar “miedo al miedo” o fobofobia. Con esto entramos en otro de los componentes típicos de los trastornos de pánico: la conducta de evitación fóbica.