Varios factores influyen en el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad. Sintéticamente, podemos agruparlos en tres grandes grupos: factores predisponentes, relacionados con la vulnerabilidad, especialmente de carácter biológico, del individuo a padecer un trastorno; factores activadores, ligados a la percepción de peligro o amenaza y capaces de activar el trastorno; y factores de mantenimiento, que contribuyen a mantener el trastorno una vez que aparece.
La ansiedad no se reduce a ninguno de estos factores aisladamente, sino a una determinada relación entre ellos, sin que necesariamente tengan que concurrir todos los trastornos, ni las personas que los padecen, todos y cada uno de ellos, a la misma medida.
Diferencias entre miedo y ansiedad
La ansiedad y el miedo comparten muchas características. Sin embargo, hay algunas diferencias. La diferencia más importante es que en el miedo podemos identificar claramente un desencadenante inmediato, mientras que cuando sentimos ansiedad, el desencadenante puede no ser tan obvio o inmediato. Por ejemplo, si me encuentro con un toro bravo a la vuelta de la esquina, es claro que tendré miedo; si la policía me llama a las 10 de la noche, podría sentir cierta ansiedad (si anticipo malas noticias), pero la amenaza aún no está claramente definida.
En la guía completa sobre la ansiedad desarrollamos otras diferencias entre el miedo y la ansiedad, así como el papel protector que ambas emociones pueden jugar en determinados casos.
Reducir la ingesta de cafeína
Para los adictos al café esto puede ser difícil, pero se ha demostrado que consumir este estimulante en dosis altas aumenta la ansiedad.
Por lo tanto, evita en lo posible consumir café, té, chocolate o bebidas energéticas.