En el tratamiento de la ansiedad se suelen utilizar dos tipos de fármacos: los ansiolíticos y los antidepresivos.
Los ansiolíticos más utilizados pertenecen al grupo de las benzodiazepinas de alta potencia (Alprazolam, Loracepam, Diacepam, Cloracepam, etc.). Producen un efecto calmante. Actúan reduciendo los síntomas de ansiedad en cuestión de minutos y disminuyendo tanto la intensidad como la frecuencia de los episodios de ansiedad. Los principales efectos adversos de las benzodiazepinas consisten en somnolencia, alteraciones de la memoria, atención y concentración. El deterioro de estas funciones cognitivas suele ser temporal (se experimenta mientras se toma el fármaco) y sólo se produce con dosis altas y prolongadas en el tiempo. Otro inconveniente es que su consumo prolongado puede generar efectos de dependencia (adicción) y tolerancia (pérdida progresiva de eficacia).
Melatonina
La melatonina es una opción sencilla y natural que ayuda mucho a conciliar el sueño y dormir bien. Probablemente sea una de las mejores opciones para conciliar el sueño, sin embargo, no favorece que el sueño sea reparador. Por decirlo de alguna manera, la melatonina induce a nuestro cuerpo a que necesite dormir controlando nuestros ciclos de sueño, sin embargo, no tiene efecto una vez que nos hemos dormido.
Puede ser muy útil para las personas que duermen bien pero cuyo problema es conciliar el sueño una vez que se acuestan. La melatonina también es un medicamento que prácticamente no tiene efectos secundarios, por lo que no provoca somnolencia ni cansancio al día siguiente.