Por un lado, las experiencias de estrés sostenido y amenazas específicas pueden ser suficientes para alterar los patrones normales del cuerpo. La ansiedad muchas veces altera la presión arterial, aumenta la oxigenación en reposo, aumenta la tensión muscular en las zonas cervicales, precipita taquicardias y extrasístoles, por lo que es muy fácil imaginar enfermedades graves desencadenando aún más las respuestas fisiológicas del organismo. Si el mareo se presenta de manera sostenida o aparece de manera cíclica, no tiene por qué ser grave pero tampoco es necesario dejar de observar si existen focos de ansiedad en tu vida, el mareo estaría actuando como una señal de alerta.
¿Qué personas son más propensas a sufrirlas?
Aunque pueden presentarse en cualquier etapa de la vida, hay que tener en cuenta que la incidencia y frecuencia de las extrasístoles ventriculares aumenta con la edad. No se ha demostrado que aumente la mortalidad por este motivo en los ancianos.
Se ha demostrado que las extrasístoles ventriculares son más frecuentes en pacientes con hipertensión arterial, y el aumento de la presión arterial sistólica se ha asociado con un aumento de las extrasístoles ventriculares.
La preocupación de Antonio
Antonio es un joven de 30 años que acude a la clínica porque desde hace un tiempo suele sufrir pinchazos intensos en el pecho, acompañados de frecuentes palpitaciones, opresión en la zona del corazón, y una sensación casi continua de falta de aire que le impide respirar plenamente.
Explica que le han hecho diferentes pruebas, entre ellas un electrocardiograma y algunas pruebas, y parece que todo está bien. Sugieren que pueden ser síntomas neurovegetativos (psicosomáticos) relacionados con la ansiedad.