La depresión afecta negativamente a la memoria episódica, el recuerdo de los hechos vividos. La explicación más aceptada es que las alteraciones neuronales generadas por el estrés son las responsables. El estrés es parte de nuestros mecanismos de afrontamiento y defensa, y en una etapa temprana prepara al cuerpo para una respuesta de lucha o huida. Uno de los primeros procesos que se ponen en marcha es la liberación de glucocorticoides -como el cortisol- que se encargan de enviar azúcares a donde se necesita más energía, normalmente al cerebro y a los grandes músculos de brazos y piernas si vamos a luchar o huir. Sin embargo, si el estrés se vuelve crónico, si no es un evento puntual sino algo que perdura en el tiempo, los glucocorticoides sobreestimulan las neuronas que están procesando la información para esa respuesta, por ejemplo, haciéndonos recordar situaciones pasadas similares que nos pueden dar pistas sobre cómo actuar, y las cosas empiezan a complicarse. Las neuronas «aceleradas» entran en situación de riesgo -sería como el dial de un coche que avisa que está entrando en zona roja- y empiezan a desconectarse para evitar la muerte por exceso de estimulación. El resultado es que la memoria, con parte del circuito neuronal fuera de acción, comienza a funcionar mal. Entonces, la primera idea es que la depresión es una enfermedad prolongada que genera estrés o que puede verse favorecida por una situación estresante, que a su vez altera los procesos de memoria.
La segunda idea es simple: el estrés es un factor de riesgo importante para la depresión y la alta concentración de receptores para glucocorticoides en el hipocampo, una de las principales áreas del cerebro involucradas en la memoria, lo convierte en un objetivo principal para el estrés. neurotoxicidad inducida. De hecho, el hipocampo es más pequeño en los adultos con depresión recurrente que en los que no la tienen, y las células del hipocampo, tanto las neuronas como las células gliales, aparecen encogidas en las personas con depresión. Dado que el hipocampo es una región clave en la memoria episódica, esta reducción de volumen puede ser la base de los déficits de memoria presentes en las personas con depresión mayor. Es decir, la conexión entre los glucocorticoides de estrés y las alteraciones de la memoria puede tener lugar en el hipocampo.
Pérdida de memoria por ansiedad
Uno de los síntomas más comunes de la ansiedad es la falta de concentración y la pérdida de memoria. Esta dificultad cognitiva lleva a la persona a sufrir un mayor nivel de ansiedad, debido al miedo a olvidar citas, conversaciones, personas y recuerdos importantes. Sufrir ansiedad hace que nos resulte extremadamente difícil retener información, e incluso poder recuperar recuerdos que ya creíamos tener consolidados en nuestra mente.
Cuando nos falla la memoria, nos falla todo. Cuando sufrimos pérdida de memoria, vivimos momentos realmente desconcertantes y angustiosos. Es una experiencia aterradora que sin duda afecta aún más nuestros niveles de ansiedad. Realmente es un círculo vicioso del que solo saldremos con ayuda profesional.
¿Qué podemos hacer?
La pérdida de memoria por depresión es un hecho. Sin embargo, cada persona lo vivirá de una manera particular. Se sabe, por ejemplo, en la depresión leve-moderada que el déficit cognitivo es recuperable mediante terapias cognitivas, ejercicios, grupos de autoayuda, etc.
Sin embargo, en los casos más graves es necesaria una estrategia multidisciplinar, donde se combina el abordaje farmacológico con terapias psicológicas, con terapias enfocadas al trabajo de la memoria e incluso con suplementos dietéticos a base de magnesio y vitaminas del grupo B. Asimismo, no podemos dejar de lado lo importante que es contar con el apoyo de nuestro entorno. La comprensión, cercanía y sensibilidad hacia esa persona con depresión es fundamental.