Podemos definir un ataque de ansiedad o ataque de pánico (“Panik Attack”) como:
“un cuadro de presentación súbita, que aparece de forma inesperada y suele tener una duración variable. Quien sufre un ataque de ansiedad experimenta una sensación de miedo intenso, totalmente irracional, que no puede controlar. Otras personas sienten una angustia muy difícil de sobrellevar, que les hace pensar que van a morir o volverse locos.
Reducir la respiración ansiosa
Una vez comprobado que la persona que tenemos delante está sufriendo un ataque de ansiedad, lo más importante es intentar reducir sus síntomas más críticos. Se recomienda empezar por ralentizar la respiración ansiosa. Recordemos que la respiración es la base de la autorregulación corporal, por lo que si minimizamos esta hiperventilación o respiración acelerada, estaremos facilitando el camino.
Hay que tener en cuenta si la persona que tenemos delante es alguien de nuestro círculo cercano o no. Si conocemos a la persona, nos será más fácil ayudarla ya que existe una confianza previa. Si no, es importante construir esa confianza con la persona. Puedes acercarte y hablarle con voz lenta y uniforme, presentarte y decir algo como: “Estás teniendo un ataque de ansiedad. Sé que lo estás pasando muy mal, pero en un rato habrá pasado. Voy a ayudarte, ¿de acuerdo? Ven… respira conmigo… así… poco a poco… muy bien… lo estás haciendo muy bien”.
¿Qué es la ansiedad?
Entender qué es la ansiedad es clave para controlar una crisis. La ansiedad es un mecanismo de supervivencia de los seres vivos. Se convierte en objeto de análisis y motivo de tratamiento cuando una persona que no está expuesta a un peligro inminente sufre estrés crónico y ansiedad, ya que estos pueden ser indicativos de algo más profundo.
Como ya comentamos en el post Ansiedad y miedos, la ansiedad se vuelve desadaptativa cuando: